En la región de Alta Montaña del Sinaí, es donde viven los beduinos, localizada alrededor de Santa Catalina, el corazón de la zona, que se sitúa alrededor de 1.600 metros sobre el nivel del mar, muchas de las montañas que lo rodean están por encima de 2.000 metros, como el Monte Catalina con una altura de más de 2. 642 metros. Las atracciones más conocidas son el Monasterio de Santa Catalina y el Monte Sinaí, debido a su importancia religiosa e histórica, pero esta zona, poco visitada por los occidentales, es un paraíso único. A causa de su elevación el área recibe más precipitaciones que el resto de la península del Sinaí y, a pesar de la sequía, sigue siendo relativamente húmedo. El Sinaí es una región de increíble belleza, ha servido de refugio y ha provocado disputas, conflictos y curiosidad durante miles de años. Situado entre África y Asia, su costa norte bordea el Mediterráneo y la Península del sur comprende los golfos de Akaba al Este y de Suez al Oeste. En el interior se suceden barreras de escarpadas y rojizas montañas rodeadas de planicies salpicadas por la vegetación del desierto, dunas y marismas hasta las playas de arena blanca y espléndidos arrecifes de coral del Mar Rojo.
En la época de los faraones las canteras del Sinaí producían enormes cantidades de turquesa, oro y cobre. El Sinaí también es el gran desierto de la Biblia que los israelitas cruzaron en busca de la Tierra Prometida, para escapar del ejército egipcio por la legendaria brecha abierta en las aguas del Mar Rojo. Fue aquí donde se dice que Dios habló por primera vez a Moisés, desde una zarza en llamas y en la cumbre del Monte Sinaí le entregó los Diez Mandamientos.
La zona es principalmente de granito, con la característica de las cúpulas de color rojo suave, y de roca volcánica. Los dos tipos de roca se combinan a menudo dando lugar a un juego de colores sorprendente. Hay líneas oscuras de las intrusiones de roca volcánica cortando el granito rojo.
El clima es más fresco que el resto de Egipto, haciendo posible una flora y una gran variedad de especies frutales. Merece la pena dedicarle tiempo para poder ver lo más interesante, descubrir sus magníficos arrecifes de coral y relajarse en Dahab, antiguo poblado costero beduino y puerto al que llegaban los barcos de los nabateos.